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🧡Mango x  Uva💜

Pedido de: milenfache-UwU002

Personajes:

🧡: KO (King Orange)

💜: Purple

Aclaraciones: Poste mango x Huerfano enano.

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Purple era un joven sirviente que trabajaba para el rey King, un monarca orgulloso y severo que gobernaba un vasto reino. Purple había sido elegido personalmente por el rey para ser su asistente, y desde entonces se había dedicado a cumplir cada orden que le daba, sin importar lo difícil o extraña que fuera. Purple admiraba al rey y sentía una profunda lealtad hacia él, pero también albergaba un secreto: estaba enamorado de él.

King, por su parte, también sentía algo por Purple, pero no lo admitía ni lo mostraba. Él creía que debía mantener una imagen de autoridad y dignidad ante sus súbditos, y que no podía permitirse tener una relación con un simple sirviente. Además, le gustaba ver cómo Purple se esforzaba por complacerlo y obedecerlo, y disfrutaba poniéndole pruebas y desafíos.

Así, la vida de ambos transcurría entre el palacio y los asuntos del reino, con momentos de tensión, humor y romance oculto. Esta es la historia de cómo Purple y King se enamoraron y superaron los obstáculos que se interponían en su camino.







Capítulo 1: El baile

Era una noche de fiesta en el palacio. El rey King había organizado un gran baile para celebrar el aniversario de su coronación, y había invitado a todos los nobles y dignatarios del reino. El salón estaba lleno de gente elegante y música alegre, y el rey se paseaba entre los invitados con una sonrisa forzada.

Purple estaba detrás de él, sosteniendo una bandeja con copas de vino. Su tarea era servir al rey y a sus invitados, y estar atento a cualquier cosa que necesitara. Purple vestía un traje sencillo pero limpio, que resaltaba su cabello morado y sus ojos verdes. Se sentía nervioso e incómodo entre tanta gente desconocida, pero también emocionado por estar cerca del rey.

-¿Qué te parece el baile, Purple? - le preguntó el rey King en voz baja, sin dejar de sonreír.

-Es... es muy bonito, majestad - respondió Purple con timidez.

-¿Te diviertes?

-Sí... sí, claro.

-¿Y no te gustaría bailar?

Purple se sonrojó. No sabía bailar, y tampoco creía que fuera apropiado para un sirviente como él.

-No... no creo que pueda, majestad - balbuceó.

-Vamos, no seas tímido. Yo te enseño - dijo el rey King, cogiéndolo de la mano y arrastrándolo hacia la pista de baile.

Purple se resistió un poco, pero no pudo negarse al rey. Se dejó llevar por él hasta el centro del salón, donde los demás bailarines los miraron con sorpresa y curiosidad. El rey King abrazó a Purple por la cintura y lo acercó a su pecho, mientras le susurraba al oído:

-Sigue mis pasos, Purple. Y no me mires a los ojos.

Purple asintió con la cabeza, tratando de seguir el ritmo de la música y los movimientos del rey. Sentía el calor de su cuerpo y el aroma de su perfume, y se le aceleró el corazón. No podía creer que estuviera bailando con el hombre que amaba, aunque fuera solo por unos minutos.

(Me sonrojo ú///u *Procede a sonrojarse por lo que leyó antes*)

El rey King también sentía algo especial al tener a Purple entre sus brazos. Le gustaba su dulzura, su inocencia y su obediencia. Le gustaba ver cómo se ruborizaba y se ponía nervioso cuando le hablaba o le tocaba. Le gustaba hacerlo sentir bien, pero también provocarlo y confundirlo. Era su juego favorito.

Así bailaron durante varias canciones, sin separarse ni hablar. Los demás invitados los observaban con asombro o envidia, sin entender qué hacía el rey con ese sirviente tan peculiar. Algunos murmuraban o criticaban al rey por su falta de decoro o su capricho extravagante. Otros admiraban o envidiaban al sirviente por su suerte o su encanto. Pero ninguno de ellos sabía la verdad: que Purple y King se amaban en secreto, y que ese baile era el inicio de una historia de amor larga y complicada.





Capítulo 2: El beso

Después de bailar durante un rato, el rey King decidió que era hora de terminar el juego. No quería llamar más la atención ni arriesgarse a que alguien descubriera sus sentimientos por Purple. Así que se despidió de él con una sonrisa y un guiño, y lo dejó en la pista de baile.

Purple se quedó solo y confundido, sin saber qué hacer. Se sentía feliz por haber bailado con el rey, pero también triste por haberlo perdido. Quería volver a estar con él, pero no sabía si podía o debía. Miró alrededor, buscando una salida o una excusa, pero solo vio caras extrañas y miradas curiosas.

De repente, sintió que alguien lo cogía del brazo y lo arrastraba hacia un rincón oscuro. Se asustó y trató de soltarse, pero no pudo. Cuando llegaron al lugar, se dio cuenta de que era el rey King quien lo había llevado allí.

-¿Qué... qué hace, majestad? - preguntó Purple con voz temblorosa.

-Shh... cállate, Purple. No quiero que nadie nos oiga - dijo el rey King, poniéndole un dedo en los labios.

-¿Pero... por qué me ha traído aquí?

-Porque quiero hablar contigo. Y porque quiero hacer esto - dijo el rey King, y besó a Purple en la boca.

Purple se quedó paralizado por la sorpresa y el placer. No podía creer que el rey lo estuviera besando, y de una forma tan apasionada y tierna. Se dejó llevar por el beso, y respondió con igual intensidad. Abrió la boca y sintió la lengua del rey explorando su interior. Cerró los ojos y se aferró a su cuello. Se olvidó de todo lo demás, y solo se concentró en el momento.

El rey King también disfrutó del beso, y sintió que algo se removía en su interior. Era una mezcla de amor, deseo y culpa. Amaba a Purple, y quería estar con él. Pero también sabía que no podía hacerlo, que era peligroso e imposible. Que debía renunciar a él, o al menos ocultarlo. Que debía ser fuerte y prudente.

Así que se separó de Purple con un suspiro, y lo miró a los ojos.

-Lo siento, Purple - dijo el rey King con voz seria.

-¿Lo siente? ¿Por qué? - preguntó Purple con confusión.

Porque no puedo darte lo que mereces. Porque no puedo estar contigo como quisiera. Porque soy el rey, y tú eres mi sirviente.

-Pero... yo lo amo, majestad - dijo Purple con sinceridad.

-Y yo a ti, Purple - dijo el rey King con tristeza.

-Entonces... ¿por qué no podemos estar juntos?

-Porque es demasiado complicado. Porque hay muchas cosas en juego. Porque hay muchas personas que nos odian o nos envidian. Porque hay muchas reglas que nos impiden ser felices.

-Pero... ¿no podemos romper esas reglas? ¿No podemos luchar por nuestro amor?

-No, Purple. No podemos. Al menos no ahora. Tal vez algún día las cosas cambien, y podamos ser libres. Pero hasta entonces, debemos ser discretos y cuidadosos. Debemos fingir que no sentimos nada el uno por el otro.

-¿Fingir? ¿Cómo voy a hacer eso? ¿Cómo voy a olvidar este beso?

-No tienes que olvidarlo, Purple. Solo tienes que guardarlo en tu corazón, como yo haré. Y esperar a que llegue el momento adecuado para volver a besarte.

-¿Y cuándo será ese momento?

-No lo sé, Purple. No lo sé.

Después de esa conversación, el rey King y Purple volvieron al baile, pero se mantuvieron alejados el uno del otro. El rey King siguió atendiendo a sus invitados, y Purple siguió sirviendo las copas. Pero ambos se miraban de vez en cuando, con una mezcla de amor y dolor.

Así pasaron las horas, hasta que el baile terminó y los invitados se marcharon. El rey King se retiró a sus aposentos, y Purple lo siguió como siempre. Pero esta vez, no entró en la habitación del rey. Se quedó en la puerta, esperando a que el rey le dijera algo.

-¿Qué haces ahí, Purple? - le preguntó el rey King desde dentro.

-Espero sus órdenes, majestad - respondió Purple con voz baja.

-No tienes que esperar nada, Purple. Puedes irte a descansar.

-¿Está seguro, majestad?

-Sí, Purple. Estoy seguro.

¿No necesita nada más?

-No, Purple. No necesito nada más.

-¿Ni siquiera... un beso de buenas noches?

Purple dijo eso con una esperanza inocente, pero también con una ironía amarga. Sabía que el rey no iba a aceptar su propuesta, pero quería probarlo una vez más.

El rey King se quedó en silencio por unos segundos, y luego dijo:

-No, Purple. Ni siquiera eso.

Purple sintió un nudo en la garganta, y una lágrima le rodó por la mejilla.

-Buenas noches, majestad - dijo Purple con tristeza.

Buenas noches, Purple - dijo el rey King con frialdad.

Y así se despidieron, sin saber que esa sería la última vez que se verían en mucho tiempo. Porque al día siguiente, el rey King recibiría una noticia que cambiaría su vida para siempre: la llegada de una princesa extranjera que venía a casarse con él.

Al escuchar la noticia, el rey King se sintió atrapado y desesperado. No quería casarse con una desconocida, quería estar con Purple. Pero no tenía opción, era un compromiso político que debía cumplir por el bien de su reino. Así que aceptó a regañadientes, y se preparó para recibir a la princesa.

Purple también se enteró de la noticia, y se sintió destrozado y celoso. No podía soportar la idea de que el rey se casara con otra, quería estar con él. Pero no tenía voz ni voto, era un simple sirviente que debía obedecer. Así que se resignó a su suerte, y se escondió en su cuarto.

La princesa llegó al palacio al cabo de unos días, y fue recibida con gran pompa y ceremonia. Era una joven hermosa y elegante, que venía acompañada de una gran comitiva. El rey King salió a su encuentro, y le dio la bienvenida con una sonrisa forzada. La princesa le devolvió la sonrisa, y le dio las gracias por su hospitalidad.

Purple observó la escena desde una ventana, y sintió un vacío en el pecho. Vio cómo el rey y la princesa entraban al palacio, y cómo se dirigían al salón del trono. Vio cómo se sentaban juntos en el trono, y cómo se miraban con interés. Vio cómo se iniciaba el banquete en su honor, y cómo se reían y conversaban. Vio cómo se levantaban del trono, y cómo se tomaban de la mano. Vio cómo se dirigían a los aposentos del rey, y cómo cerraban la puerta tras de sí.

Y no pudo ver más.

Purple rompió a llorar, y se tapó los ojos con las manos. Se sintió traicionado y abandonado por el rey. Se sintió solo e insignificante en el mundo. Se sintió sin esperanza ni futuro.

Y no pudo hacer nada.

Purple decidió escapar del palacio esa misma noche, y no volver jamás. Empacó sus pocas pertenencias, y salió a hurtadillas por una puerta trasera. Montó en un caballo que había robado de los establos, y cabalgó sin rumbo fijo. Solo quería alejarse del rey, de la princesa, y de todo lo que le recordaba su amor imposible.

Y no pudo olvidar.

El rey King se despertó al día siguiente, y se encontró solo en la cama. La princesa había salido temprano, para prepararse para la boda que tendría lugar esa tarde. El rey King se levantó de la cama, y se vistió con desgano. No tenía ganas de casarse con la princesa, ni de gobernar el reino. Solo tenía ganas de ver a Purple, y de pedirle perdón.

Pero no pudo encontrarlo.

El rey King buscó a Purple por todo el palacio, pero nadie supo darle razón de él. Preguntó a los guardias, a los criados, a los consejeros, pero nadie lo había visto. Temió que le hubiera pasado algo malo, o que hubiera huido por su culpa. Se sintió culpable y angustiado por el rey.

Pero no pudo detenerlo.

El rey King tuvo que resignarse a casarse con la princesa, y a cumplir con su deber como rey. Se puso su traje real, y se dirigió a la capilla donde tendría lugar la ceremonia. Se encontró con la princesa en el altar, y le puso el anillo en el dedo. Pronunció sus votos con voz vacía, y besó a la princesa con frialdad.

Y no pudo amarla.

El rey King vivió el resto de sus días como un rey infeliz y solitario. Cumplió con sus obligaciones como esposo y padre, pero nunca sintió nada por la princesa ni por sus hijos. Se encerró en sí mismo, y se alejó de todos los que lo rodeaban. Solo pensaba en Purple, y en lo que pudo haber sido.

Y no pudo ser feliz.Después de muchos años, el rey King murió de tristeza y soledad. Su cuerpo fue enterrado con honores en la cripta real, junto al de la princesa y sus hijos. Su reino lo lloró, pero no lo extrañó.

Purple también murió de tristeza y soledad. Su cuerpo fue enterrado en una fosa común, sin nombre ni recuerdo. Su reino no lo supo, ni le importó.

Pero sus almas se encontraron en el más allá, y se abrazaron con alegría. Se pidieron perdón por todo lo que habían sufrido, y se juraron amor eterno. Se besaron con pasión y ternura, y se fundieron en uno solo.

Y fueron felices para siempre.
~Fin~
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/Palabras:2239/

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